Cómo hacer que la visita al peluquero canino sea más agradable para nuestros perros
Con el paso de los años y la evolución de la sociedad, cada vez estamos más concienciados de las necesidades que tienen nuestras mascotas y van surgiendo formas de satisfacerlas. Este es el caso, por ejemplo, de lo que ha ocurrido con la peluquería canina, una profesión surgida de la necesidad de cuidar y mantener el pelo de los perros, que antiguamente se hacía de forma natural y que con la domesticación de estos animales ahora tenemos que encargarnos de hacer nosotros.
Sin embargo, a pesar de ser una necesidad para ellos, la visita a la peluquería canina no es siempre agradable para ellos. Pero, ¿cómo conseguir que no se estresen cuando visitan al peluquero?
La peluquera canina insiste en que esto es un punto primordial para no estresar al animal, ya que éste puede estar estresado o asustado, además de tener unas condiciones especiales como estar ciego, sordo o sufrir alguna patología. "También hay que dedicarle más tiempo a cachorros, ya que sus primeras sesiones no pueden ser un estrés", apunta.
También dentro de la propia sesión, los peluqueros pueden utilizar utensilios específicos para cada tipo de animal.
"Otra opción para paliar este problema es utilizar una cabina de secado, ya que normalmente el miedo es al propio secador y, aunque hay perros que tampoco les gusta la cabina, suele funcionar mejor al ser diversos chorros de aire menos intenso", añade.
Los perros pueden tenerle miedo al desenredo, al cortaúñas, a que les toques las patas, al agua... Por eso es importante ir buscando formas de distraerlos y trabajar lo más rápido posible con ellos. "La alcachofa que utilizamos siempre sale con menos presión que el agua de la manguera, por ejemplo; también se pueden usar alfombras olfativas con premios para que se entretengan mientras trabajamos con ellos; aparatos que se pegan en la bañera y en los que puedes untar algún tipo de chuchería...
Es recomendable que tan pronto el perro tenga las vacunas y pueda salir a la calle acuda a la peluquería, ya sea por un pequeño retoque o simplemente para darse un paseo, que la huela y la reconozca, especialmente si se trata de perros a los que le esperan quince años de sesiones mensuales.