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El Gobierno vasco acaba de convertir en obligatoria la vacuna antirrábica para los cánidos, una petición histórica de los veterinarios por razones de salud pública. Hasta ahora, los dueños solo estaban obligados a vacunar a los perros si éstos viajaban a alguna de las comunidades en las que la vacuna es perceptiva. En el caso de los gatos y hurones, la normativa se mantiene y la vacunación solo será obligatoria en el caso de que éstos salgan a otro país de la Unión Europea. La orden, del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, argumenta la conveniencia de la medida porque «la desaparición de las fronteras internas entre los estados miembros de la Unión Europea, el creciente desplazamiento de personas entre países, y el aumento del censo de animales de compañía incrementan el riesgo de difusión de las enfermedades infecciosas y otras patologías transmisibles a los seres humanos. Y la rabia ocupa un lugar destacado, tanto por su distribución mundial, como por su gravedad clínica. Está considerada como una enfermedad reemergente a nivel mundial».
En cuanto a la frecuencia de la vacunación, el decreto solo indica que la primera se realizará cuando el perro tenga, al menos 12 semanas y antes de las 24 y que posteriormente se efectuarán revacunaciones con la frecuencia necesaria «según las especificaciones técnicas de la última dosis administrada», porque puede oscilar entre uno y tres años en función de la marca de medicamento empleada, según los veterinarios, que creen que debiera dispensarse cada doce meses, tal y como se establece en otras comunidades autónomas, porque no todos los canes desarrollan la misma cantidad de anticuerpos con la dosis. Además, si se les vacunara cada dos o tres años, podrían ser sancionados en las otras comunidades en los que la ley indica que han de serlo cada año. Los profesionales despejarán dudas a lo largo de mañana durante una jornada técnica con los responsables del Gobierno vasco.
El colectivo, al que se sitúa como garante del cumplimiento de la norma, deberá incluir en la cartilla de cada animal el tipo de vacuna utilizada y el lote de la misma, así como la fecha de aplicación, la fecha de establecimiento de la inmunidad protectora y la fecha de validez. También deberá enviar la información al REGIA, el registro de animales de compañía del País vasco.
El presidente del consejo de veterinarios vascos, Álvaro Mateos Amann, explicó que por fin se materializa la petición del colectivo tras años de trabajo. El especialista, que siempre recuerda que la mayor parte de enfermedades que afectan a los humanos son zoonosis, de origen animal, como la Covid 19, explicó que en la actualidad, solo las comunidades de Galicia y Cataluña mantienen la vacuna optativa de la rabia y no obligatoria. en Asturias solo lo es para los perros potencialmente peligrosos. Mateos Amann calcula que unos 300.000 perros vascos, de los que 150.000 residen en Bizkaia, pasarán ahora a tener que vacunarse obligatoriamente en Euskadi. Ahora mismo, solo el 35% están protegidos. Destacó, aun así, que las cifras no son oficiales, ya que los propios registros del Gobierno vasco están desactualizados y hay una ingente cantidad de perros sin identificar con el chip obligatorio y que por lo tanto, no existen en las estadísticas. «Si alguien no identifica a los perros probablemente tampoco quiera vacunarles», apuntó. El propio Gobierno vasco reconoce que el éxito de la estrategia de vacunación antirrábica debe sustentarse necesariamente en una correcta identificación de las mascotas por medios electrónicos.
Enfermedad mortal
Amann enmarcó la medida en un contexto de cada vez mayor alerta por esta enfermedad mortal. Recordó que en 2019 un residente en Bizkaia murió en Cruces infectado tras haber sido mordido por un gato en Marruecos. Explicó que en lo que llevamos de año, ha habido 10 casos en el Estado, en concreto en Melilla. El riesgo, apuntó, esta creciendo por el mayor desplazamiento de animales por la guerra de Ucrania -los que llegan desde allí deben someterse a un periodo de cuarentena- y por la importación de animales desde países como Marruecos o de Europa del Este donde la rabia no está erradicada. «La proximidad geográfica a países endémicos, especialmente el Norte de África y Europa del Este, y la facilidad de movimientos y entradas de personas y animales, hace que sea imprescindible implantar las medidas adecuadas para prevenir y vigilar su aparición», admite el Gobierno vasco.
Por eso, los veterinarios siempre han defendido la vacunación obligatoria como «una medida imprescindible» ante un virus «muy virulento». Un perro puede ser portador del virus y no manifestar síntomas hasta meses después de haber sido infectado. «Un marco de prevención y reforzar los sistemas de prevención y control es la mejor herramienta», apuntó Mateos Amann, tras recordar que los animales de otros países también pueden portar otras enfermedades. Los perros no vacunados que hubiesen estado en contacto con otro animal que resultase portador están condenados al sacrificio, y los mordidos o arañados que no hubieran desarrollado anticuerpos deben ser también sacrificados. El virus mata a una persona cada 9 minutos en el mundo, según la OMS.
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