Los perros suelen ladrar cuando escuchan sonar el timbre del hogar, es un impulso casi irrefrenable que tiene que ver con su gran sensibilidad para proteger el hogar y sus ganas de diversión.
Si tienes perro probablemente cada vez que llaman al timbre de tu casa o al telefonillo del portal asistes al mismo espectáculo: tu perro salta de allá donde esté, ladra repetidas veces y con la mayor fiereza, y se acerca a la puerta insistentemente mientras te mira para que hagas algo, así hasta que abres la puerta. ¿Te preguntas porqué lo hace? ¿Acaso desconfía de las visitas? ¿Es su forma de pedirte que estés alerta?
Existen dos tipos de comportamientos en los perros, aquellos para los que han sido “programados” como especie, y los que adquieren por imitación. La respuesta al timbre pertenece a esta última y forma parte de aquello que observa en su entorno, probablemente, de ti. Pero tú no ladras cuando llaman a la puerta ¿no es verdad?
Cuando llaman al timbre de la puerta generalmente damos un pequeño respingo. Puede ser imperceptible, pero los perros son muy observadores. Generalmente no nos esperamos esa llamada, y el sonido que produce no es precisamente una sinfonía pastoral. Cuando suena el timbre de casa o del telefonillo del portal se activa en nosotros una ráfaga de duda y un movimiento impulsivo que nos hace abandonar lo que estamos haciendo y movernos hacia la puerta.
Los perros, como especie gregaria, están constantemente realizando una evaluación de impulsos en los integrantes de su manada. Si tú bostezas, él bosteza, porque determinan que estás oxigenándote antes de tomar una decisión importante o abordar un ataque de defensa (los perros bostezan por nerviosismo, no por sueño). Si tú vas al aseo, ellos te acompañan, para cubrirte las espaldas mientras tú estás en una posición vulnerable. Y cuando llaman al timbre y tú te sobresaltas, ellos colaboran a esta situación poniendo su granito de arena. ¡Vienen visitas! ¡Hay que ir a recibirles! ¿Quién será?
La llamada de los extraños
Pocas cosas activan más los sentidos de los perros que las visitas de personas que no conocen. El olor que desprenden es completamente nuevo, su tono al hablar, la mirada y cómo se desenvuelven con el lenguaje corporal. Sí, los perros lo evalúan todo. Cuando suena el timbre, generalmente lo asocian a que llega alguien nuevo a quien escrutar y con el que desarrollar su escáner, en otras palabras: es divertido para ellos.
Además, una visita puede venir en son de paz o poner patas arriba la casa: esa es la mentalidad de los canes. Ellos desconfían por sistema de todo aquel mamífero que no conozcan aunque están más que predispuestos a dejarse querer e integrar en su grupo a nuevos individuos. Por eso, que suene la puerta es la llamada a una aventura que podrá conducirles a defender el hogar de los extraños malintencionados o a entablar una amistad eterna con los amigos aún desconocidos.
Sonidos desagradables
Muchos sonidos de los timbres están creados para resultar muy perceptibles, pero resultan muy desagradables a nuestros oídos. Ahora, piensa en un animal que tiene un finísimo sentido del oído y que percibe la realidad amplificada. Cuando el timbre suena pudiera parecer que un relámpago cae sobre el perro. ¿Te has planteado que lo que quiere decir tu perro cuando llaman al timbre es “no aguanto este sonido”?
Algunos timbres, al igual que las sirenas de la policía, los bomberos y las ambulancias, recrean las notas de un animal pidiendo ayuda. Por eso, verás fácilmente a los perros ayudar cuando en la calle pasa un coche de bomberos con su sirena a gran volumen. Los canes tienen un sexto sentido para interpretar esta música, para ellos no solo es un sonido: es una llamada de ayuda. Cuando suena tu timbre, éste podría estar diciéndole algo, probablemente “¡Ladra, que algo pasa!”
¿Qué hacer si te desagrada que tu perro ladre al timbre?
Lo primero que puedes hacer es cambiar la música de llamada de tu timbre. Existen en el mercado varios modelos que se puedes configurar, regular su volumen e incluso cambiar de sintonía cuando te aburras del mismo sonido. Esto es muy útil, porque si cambias el sonido del timbre, el perro llegará un momento que no sabrá qué significa y no asociará una música concreta a la puerta, así el sonido será muy variable.
Esto está muy relacionado con el conductismo, aquella tendencia psicológica que se explicaba con los famosos perros de Paulov, en los que al experimentar hacían que los perros desarrollaran diversos comportamientos en función de palabras repetidas, sonidos, músicas o acciones de premio. Para tu perro, la repetición de la música deja de tener sentido si cambias de sintonía.
Por otro lado, puedes también hacerle escuchar el mismo sonido del timbre en entornos completamente distintos y muy incoherentes. En medio del bosque, en la casa de un familiar, en plena calle, en el coche... De esta manera empezará a desligar el sonido del timbre a esa actitud de alerta, porque el sonido se difuminará en muchas otras experiencias vitales, lugares y contextos.